Madrid, 11 de mayo de 2017. La Asociación Proyecto Hombre celebra sus XIX Jornadas sobre Adicciones que este año se centran en las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) bajo el título “Sumergid@s en el mundo digital. Un nuevo reto”.
El uso de TIC se incrementa cada día. Proyecto Hombre ha detectado en los programas de prevención indicada (en los que se atiende a menores en situación de riesgo) un aumento de la demanda por esta circunstancia y por la problemática de estas, especialmente por parte de la población joven. La percepción de riesgo también crece entre las familias, que recurren, junto a menores y adolescentes, a los programas de Proyecto Hombre.
Según la UNESCO, “las TIC pueden contribuir al acceso universal a la educación, la igualdad en la instrucción, el ejercicio de la enseñanza y el aprendizaje de calidad y el desarrollo profesional de los docentes, así como a la gestión dirección y administración más eficientes del sistema educativo”. La UNESCO aplica una estrategia amplia e integradora en lo tocante a la promoción de las TIC en la educación. El acceso, la integración y la calidad figuran entre los principales problemas que las TIC pueden abordar.
A lo largo de nuestra trayectoria, en Proyecto Hombre nos hemos adaptado a los cambios sociales, en nuestro caso reflejados en las adicciones. El abuso de TIC en menores y jóvenes es una realidad que ya afrontamos en nuestra organización. Las familias tienen una mayor percepción de riesgo de esta problemática, que puede desembocar, en algunos casos, en un incremento de la agresividad, aislamiento social y fracaso escolar, entre otros.
Datos de uso abusivo de TIC en Proyecto Hombre
Según datos recientes recogidos por la Asociación Proyecto Hombre, se detecta una tendencia al alza de jóvenes con uso abusivo de TIC. En el periodo 2013-2016, se produjo un ascenso en la demanda de ayuda a Proyecto Joven, pasando de un 0,42% de los casos en el primer año a un 2,8% en 2016. Esta cifra, si bien no es especialmente alta, refleja un incremento progresivo entre la población juvenil. El 80% de los casos que llega a Proyecto Hombre, lo hace por sus familiares, quienes solicitan ayuda para afrontar la situación.
Estudios realizados por diferentes centros de Proyecto Hombre, aportan datos de interés y representativos de esta problemática. En 2016, Proyecto Hombre Provincia de Cádiz presentó un informe realizado junto a la Universidad de Cádiz.
1 MARÍ SÁEZ, V. Adolescentes y abuso de las tecnologías de la información y la comunicación en la provincia de Cádiz, 2016. http://rodin.uca.es/xmlui/bitstream/handle/10498/18340/Informe%20Proyecto%20Hombre%20Fina l%20ISSN.pdf
Según este estudio:
La actividad más realizada por los/as adolescentes entre semana es la de chatear con los/as amigos/as (19,4%) y la menos frecuente ir al cine (0,9%).
En cuanto a los fines de semana, destaca salir con los/as amigos/as (40%) frente a ir al cine (0,9%).
El 60% de los/as adolescentes afirma conocer a sus amigos/as por la relación que establecen en los centros educativos.
El 74% de los/as adolescentes afirma haber tenido su primer móvil entre los 10 y los 14 años.
Un 20% afirma haber tenido el primer dispositivo antes de los 10 años.
A los 14 años el 90% ya dispone de él. El 86% de los/as adolescentes tiene un móvil smartphone.
El smartphone lo utilizan en total, unas 5 horas al día.
El 84% reconoce tener acceso a internet desde su móvil y las aplicaciones más usadas son WhatsApp (86,3%), Instagram (58,9%) y YouTube (48,4%).
El 87% de los/as adolescentes afirma que la principal actividad al usar el móvil es la de comunicarse por chat, seguido de las redes sociales 29,4%, escuchar música 22,4%. Hablar por teléfono se posiciona en cuarto lugar 22,1%.
El 41% de los/as adolescentes se conecta a internet desde ordenadores de mesa y en su habitación.
Si se diferencia por sexo:
Al analizar los patrones de consumo de los/as adolescentes, se observa que los chicos son más consumidores de tecnología que las chicas, puesto que destacan en afirmaciones como la pertenencia de los últimos modelos de móvil o la impulsividad de compra de tecnología.
A los chicos les gusta estar informados de las últimas novedades en tecnología en mayor medida que a las chicas.
También son ellos a los que les gusta estar más informados de las últimas novedades tecnológicas y los que recomiendan a los compañeros/as aplicaciones que conocen.
Por otra parte, Proyecto Hombre Valladolid llevó a cabo un estudio durante el curso escolar 2015- 2016, en el marco de realización de 49 talleres para el alumnado donde participaron 1156 personas (581 chicos y 575 chicas) de 1º y 2º de la ESO de la capital vallisoletana y 7 talleres para familias a los que asistieron 107 adultos (21 hombres y 86 mujeres). Los datos son los siguientes:
El 25% de los/las menores expone que tiene alguno de sus perfiles en las redes sociales de forma pública.
Alrededor de un 20% de los y las menores reconoce hacer un uso abusivo del móvil.
Un 80% conoce casos de ciberbullying en su entorno.
Uno de cada cuatro menores tiene más de 150 amigos/as en las redes sociales. El 90% reconoce que tiene a “amigos/as” en sus redes sociales, que no conocen en persona.
Un 30% de los/as jóvenes ha recibido imágenes de sexting en su móvil de otros/as menores de la ciudad.
El 75% de los/las menores no son conscientes de los riesgos asociados al uso de internet. Se da una percepción de impunidad en internet.
El 80% tiene conocimiento de pautas de un buen comportamiento en internet y de un uso adecuado de las tecnologías, pero no lo ponen en práctica siempre.
El 80% de las progenitoras tienen desconocimiento de las redes sociales, aplicaciones, juegos usados por los y las menores. El 20% de los progenitores varones reconoce desenvolverse al mismo nivel que su hijo e hija.
El 80% de las familias reconoce ausencia de un seguimiento continuado del uso que sus hijos e hijas hacen de las TIC. A pesar de saber que las normas son necesarias, no siempre las aplican.
El 90% de las familias muestra un gran interés por conocer programas de control parental.
El 70% de las familias manifiesta desconocimiento de estrategias preventivas para evitar riesgos.
El 90% de las familias reconoce sensación de desbordamiento por los conocimientos que manejan sus hijos/hijas de las TIC, ante sus escasas competencias digitales.
El 80% de las familias desea formarse en el tema de las TIC desde que sus hijos/hijas están en la etapa infantil.
El 90% de los asistentes a los talleres demanda contenidos más prácticos y de mayor duración.
Riesgos por abuso de TIC
Pérdida de privacidad, suplantación de identidad, contraseñas o datos personales.
Acceso a contenidos inapropiados.
Grooming: conductas y acciones deliberadamente emprendidas por adulto/an el objetivo de ganarse la amistad de un menor de edad, creando una conexión emocional con el mismo, con el fin de disminuir las inhibiciones del infante y poder abusar sexualmente de él.
Sexting: envío de contenidos de tipo sexual (principalmente fotografías y/o vídeos) producidos generalmente por el propio remitente, a otras personas por medio de teléfonos móviles.
Ciberbullying o ciberacoso: uso de información electrónica y medios de comunicación tales como correo electrónico, redes sociales, blogs, mensajería instantánea, mensajes de texto, teléfonos móviles, y websites difamatorios para acosar a un individuo o grupo, mediante ataques personales u otros medios.
Factores que propician un uso abusivo de TIC
Según la información recogida por los/las jóvenes que han acudido a Proyecto Hombre, el aburrimiento es un elemento disparador para el consumo de tecnologías.
Por otra parte, según los datos de Proyecto Hombre provincia de Cádiz:
Los motivos que los padres dan para la compra prematura del primer móvil son de diverso tipo. Pocas veces reconocen que esta compra llega como resultado de la presión insistente del adolescente.
Los videojuegos se convierten en muchas ocasiones en un refugio en el que compensar las malas experiencias o las dificultades para relacionarse que se manifiestan en el espacio real.
En los adolescentes aparece con frecuencia la idea de que ellos, en contacto con el móvil y con el resto de las tecnologías, tienen la sensación de que no pasa el tiempo.
La mayor preocupación de los padres es la escasa habilidad de sus hijos para relacionarse y el aislamiento en el que se encuentran sus hijos/as.
Las madres y los padres han identificado en sus hijos una relación de dependencia con el móvil y en general con las tecnologías de modo que, cuando se les retira el dispositivo, la reacción suele ser de agresividad, de chantaje emocional o directamente de manipulación.
El adolescente no tiene conciencia de problema, la iniciativa para hacer terapia parte del entorno.
Desde Proyecto Joven se presta ayuda a estos adolescentes a que tomen conciencia de aquello que han ido perdiendo a lo largo del tiempo en su entorno, ya que no son capaces de percibir que han abandonado hobbies y relaciones sociales hasta que no comienzan la terapia. Éstos se considerarían pequeños indicadores que a simple vista no son apreciados por ellos mismos, pero con el paso del tiempo terminan provocando o arrastrando serios problemas como el desorden en su horario, bajo rendimiento académico (en caso de llevar con anterioridad un adecuado progreso escolar), y comportamientos agresivos.
Perfil de persona con abuso de TIC que solicita ayuda a Proyecto Hombre
Según datos recogidos recientemente por la Asociación Proyecto Hombre de los diferentes centros, el perfil tipo responde a:
16 o 17 años.
Estudiante.
Con problemas de comportamiento.
Acude a Proyecto Hombre porque su familia solicitar ayuda
Otros datos de interés son:
El rango de edad de chicos y chicas atendido/as en los dispositivos Proyecto Joven por abuso de TIC desde 2013 a 2016 es de 13 a 24 años.
El 73% de las personas atendidas son hombres y el 27%, mujeres.
El 57.9% demandan tratamiento por problemas de comportamiento, conflicto familiar, fracaso escolar, falta de habilidades sociales y agresividad.
Por iniciativa propia acceden a Proyecto Hombre el 7%; por iniciativa de la familia el 79 % y por Otros recursos el 14%.
En cuanto a la ocupación: un 79% son estudiantes, un 11% desempleados y un 10% trabajadores.
Un 65% no tienen otras adicciones asociadas. Un 14% consume cannabis.
¿Cómo se puede detectar un uso abusivo o problemático de TIC?
Aislamiento social: las nuevas tecnologías (bien sea por redes sociales, aplicaciones de chat, videojuegos, juego online, etc.) usadas en exceso pueden provocar un aislamiento social y una pérdida de habilidades para relacionarse con el entorno.
Comportamentales: abandono de tareas escolares y domésticas, pasividad por el entorno, desorden de horarios, alteración del sueño, tendencia al consumismo, etc.
Emocionales: incremento de la agresividad, violencia intrafamiliar y/o entre iguales (ciberacoso), deterioro de relaciones con conocidos, fracaso escolar, aplanamiento emocional, falta de motivación, etc.
A diferencia del consumo de otras sustancias, la percepción por parte de las familias es patente: el/la joven se aleja de su entorno, deja de comunicarse con sus seres más cercanos, cambia de comportamiento, incrementa la agresividad, etc. Ello puede desembocar en fracaso escolar o el abandono de responsabilidades laborales o familiares. Estas señales facilitan que los progenitores puedan detectar un problema de conducta y reclamen ayuda a especialistas. No obstante, el número de personas que recurren a los programas de Proyecto Hombre es ascendente, con un 70% de familias que manifiesta desconocimiento de estrategias preventivas para evitar riesgos y un 90% que muestra un gran interés por conocer programas de control parental.
Respuesta integral: prevención, educación y tratamiento
Desde Proyecto Hombre se trabaja en dos líneas de actuación: prevención e intervención. Es necesario que la respuesta a esta problemática se realice de manera integral y que abarque la prevención, la educación y el tratamiento. Una respuesta que se adapte a las consecuencias que aparecen con el consumo. El proceso se hace individual y/o en grupo, con la familia, con mediadores sociales y educativos.
A diferencia de las personas con adicción a sustancias, estos jóvenes tienen que aprender a hacer un uso responsable de estos dispositivos, ya que están presentes en nuestro día a día.
Prevención universal y selectiva: cuestiones a tener en cuenta para prevenir el abuso o uso problemático de TIC
Respecto a las familias y los educadores:
Entrenar en el manejo de pautas educativas específicas.
Incrementar su formación y conocimiento sobre las TIC y sus riesgos.
Respecto a menores y jóvenes:
Educar sobre TIC, fomentando la funcionalidad positiva y reduciendo los riesgos derivados de un uso inadecuado.
·Prevención indicada:
Proyecto Joven: un programa familiar de intervención con jóvenes en situación de riesgo.
Este programa establece en términos generales un análisis ponderado de aquellos factores que pueden estar poniendo en riesgo el desarrollo saludable del menor (en relación con su entorno socio familiar, rendimiento académico, uso del tiempo libre, consumo de drogas, etc.) y entre otros su relación con las TIC. A partir de ahí, diseña una intervención individualizada con el ánimo de disminuir dichos factores y aumentar o fortalecer los elementos de protección.
Proyecto Joven incorpora al menos tres itinerarios: con el menor, con los padres/madres/tutores/ y con la familia y el menor a la vez. Asimismo, puede plantear intervenciones grupales, dependiendode las problemáticas y perfiles. Desde una perspectiva biopsicosocial integrada, el abordaje del abuso de TIC incorporaría estrategias de educación, regulación y control por parte del menor y su familia.
La intervención es individual, mediante sesiones individuales o en grupo, integrándose en Proyecto Joven, donde se atiende a menores y adolescentes de 12 a 21 años. La duración es menor a un año, de uno a tres días a la semana, en horario de tarde. Se contacta con el tutor del centro educativo y entre los objetivos se encuentra la red social (amigos y el tiempo libre).
En relación al dispositivo, siempre se individualiza cada caso y una vez diagnosticado, se decide la línea de intervención. A grandes rasgos, inicialmente existe una separación del mismo, no pudiéndolo utilizar. A continuación comienza a utilizarlo bajo el control y supervisión de los padres y en tercer lugar lo utiliza bajo su propio control.
La prevención, la educación y el tratamiento son los tres pilares para abordar un abuso de TIC. En el primero de ellos, la familia es clave para prevenir y detectar los primeros indicios de usos abusivos y problemáticos.
La educación, además de para los jóvenes, es necesaria para los adultos. Por ello, desde la web de Enredad@s se advierte de los riesgos de internet, como el grooming, sexting y ciberbullying, conceptos cada vez más conocidos por los padres y madres, pero que requieren de formación para poder comunicarse y prevenir situaciones de riesgo. Así, cerca del 60% de las familias llevan algún tipo de control sobre el consumo de TIC: predomina el control del gasto, seguido del tiempo de duración y, en último lugar, el control de las páginas a las que acceden o las cuentas de las redes sociales (5,2%). A la hora de pagar la factura de móvil, los padres son los encargados de los gastos en un 70% de los casos. Respecto a la relación del adolescente con su familia, estos afirman recurrir al engaño por la imagen que transmiten de pasar demasiado tiempo conectados.
La formación de terapeutas también es una constante en Proyecto Hombre. Los especialistas se enfrentan a los cambios sociales a través de los usuarios y usuarias que llegan a los centros para tratar sus adicciones. El abuso de TIC aún no está reconocido como adicción, pero sus consecuencias pueden llegar a ser tan problemáticas como las de la adicción a sustancias.
Nuestro reto: avanzar hacia la evidencia y la evaluación de este fenómeno
En Proyecto Hombre consideramos que el reto al que nos enfrentamos pasa por aumentar la conciencia social y política respecto al uso de TIC en menores, que por su situación de especial vulnerabilidad puede poner en riesgo su desarrollo y generar escenarios de mayor regulación y control.
Desde Proyecto Hombre se trabaja en dos líneas de actuación: prevención e intervención. Nuestro objetivo en los programas de prevención universal, selectiva e indicada que llevamos a cabo es que los menores y jóvenes hagan un uso responsable de las TIC y las familias aprendan estrategias para saber gestionar las situaciones que se producen.
A diferencia de las sustancias, las TIC forman parte de la vida cotidiana de todos los jóvenes (y de los adultos) y es necesario fomentar una educación de convivencia sana con ellas para evitar el abandono de otras actividades o provocar situaciones de violencia.